📌 ¡Un año más! La llegada de Anita Marcos es un golpe de efecto del conjunto blanco y rosa.

Mientras los grandes titulares del mercado veraniego en la Liga F Moeve se han repartido entre los gigantes tradicionales, en el barrio madrileño de Hortaleza se respira otro aire. Lejos del foco mediático, pero con una convicción férrea, el Madrid Club de Fútbol Femenino ha articulado uno de los proyectos más coherentes, trabajados y ambiciosos de toda la categoría.
Ya no se trata de resistir en la élite. El Madrid CFF entra en su octava temporada consecutiva en la máxima división con un objetivo claro: consolidar su lugar entre los mejores, sin renunciar a su estilo. Es un club hecho a sí mismo, que no pertenece a una entidad masculina, que no responde a grandes presupuestos, pero que se ha ganado el respeto del fútbol español a base de trabajo, identidad y fútbol real.
Tras una temporada 2024-25 marcada por los altibajos —con victorias importantes, pero también con tramos de juego intermitente—, la dirección deportiva ha decidido iniciar una pequeña reconstrucción. El nuevo curso se abre con Javier Aguado en el banquillo. Procedente del Elche Femenino, su fichaje no busca agitar, sino estabilizar: es un técnico metódico, con experiencia en categorías inferiores, que apuesta por sistemas ordenados, presión alta y protagonismo en el centro del campo.
El cuerpo técnico ha heredado un equipo que ha perdido algunas piezas clave, pero ha respondido con incorporaciones que, aunque sin estridencias, pueden tener un impacto inmediato en el rendimiento del grupo. Entre ellas destaca la llegada de Anita Marcos, exdelantera del Valencia. Su historia es una mezcla de talento y resiliencia: vuelve al ruedo tras superar una grave lesión de rodilla, con el deseo de reencontrarse con su mejor versión. Si lo logra, puede convertirse en la referencia ofensiva del equipo.
En la sala de máquinas, una de las apuestas más audaces ha sido Freja Siri, centrocampista sueca de gran zancada, visión y capacidad destructiva. Procedente del Real Madrid, también ha pasado por momentos duros tras romperse el cruzado en 2023. El Madrid CFF ha apostado por su talento, confiando en que este sea su año de explosión.

La línea ofensiva también se ha reforzado con nombres menos conocidos pero con enorme proyección internacional. Es el caso de Kamilla Melgård, atacante noruega que ya en los primeros partidos de la temporada pasada dejó pinceladas de su calidad: 2 goles y 2 asistencias en apenas 180 minutos. Su juventud contrasta con la solidez de una jugadora como Kayla McKenna, delantera internacional jamaicana, con experiencia en la liga escocesa y en Mundiales, que puede aportar verticalidad y potencia.
En defensa, el fichaje de Núria Mendoza añade jerarquía. La ex del Levante, curtida en Champions League, se perfila como una de las líderes naturales del vestuario. Le acompañará Hildur Antonsdóttir, lateral islandesa veloz y agresiva en el uno contra uno, que ofrece soluciones por banda y profundidad.
La medular ha recibido también a Malou Marcetto, danesa de toque fino y visión creativa, procedente del Dijon francés. Es una jugadora pensada para los tramos de posesión larga, con buena toma de decisiones cerca del área.
En total, en los últimos dos veranos, más de una decena de jugadoras han reforzado el plantel, incluyendo también a jóvenes como Bárbara López, Emily Assis y Mia León, que representan esa otra vía que tanto gusta en Fuenlabrada.
El Madrid CFF no solo compite: educa, forma y representa. Con más de 700 jugadoras federadas en su estructura de cantera y más de 40 equipos de base, es actualmente el mayor club exclusivamente femenino de Europa. Este dato no es menor. Implica una filosofía transversal: aquí el primer equipo es la cúspide de una pirámide que trabaja con paciencia desde las categorías infantiles.
El reto para 2025-2026 será consolidar esa conexión entre base y élite, dando minutos a jóvenes formadas en casa.No se trata solo de resultados, sino de conseguir un sentimiento de arraigo.
La Liga F Moeve 2025-26 arrancará el último fin de semana de agosto, con una primera vuelta comprimida por los calendarios UEFA y la Supercopa de España. El Madrid CFF tendrá que afrontar un inicio exigente, con enfrentamientos directos ante Atlético, Betis, Levante y Sevilla en las primeras ocho jornadas. Será una prueba de fuego para el nuevo bloque, que tendrá que adaptarse rápidamente a la exigencia.
La Copa de la Reina, por su parte, vuelve al formato de eliminatorias a partido único, lo que convierte cada cruce en una oportunidad —y un riesgo—.

Aunque desde el club no se marcan metas numéricas, el discurso interno habla claro: el objetivo es pelear por Europa. El Madrid CFF ya fue quinto en la Liga F 2023-24, a solo un punto del cuarto. La clasificación para la Champions sigue siendo difícil, pero no imposible.
En paralelo, el club quiere superar su techo histórico en Copa —las semifinales de 2021— y volver a sentirse incómodo para los grandes. No se espera que el equipo domine la posesión en todos los partidos, pero sí que sea reconocible: orden, solidaridad defensiva, transiciones rápidas y velocidad por las bandas.
El Madrid CFF es la confirmación de que en el fútbol también se puede crecer con honestidad. No se trata de ganarlo todo. Se trata de hacerlo bien, de dejar huella, de jugar con orgullo. El equipo ha cambiado algunas piezas, sí. Pero no ha cambiado su esencia.
Este año, más que nunca, el Madrid CFF no solo quiere competir, quiere emocionar a sus fans después de no haberlo logrado el pasado curso.